Concierto de Miyavi... 16 de marzo de 2011... "¡Vaya! ¡Qué pena que no sea el día 17!" me dije.

A la mañana siguiente, me desperté temprano, debía viajar de nuevo a Tenerife.
Llegar al aeropuerto, facturar las maletas... Vamos, lo típico.
Después de estar por ahí paseando, comprando cosas y demás, decidimos comer algo.
Fuimos a un sitio de estos que te sirves tu mismo en una bandeja, que parece un bufet pero de poca cosa como bocadillos, dulces y refrescos.
Yo cogí un Acuarius de naranja y un sandwich de pollo (aunque aquello no parecía pollo, pero bueno) y me senté en una de las mesas que había libres dentro del local.
Al poco rato, veo pasar a un grupo de japoneses, con sus mascarillas y cargados con mochilas, y se colocaron en una de las mesas que había fuera.
Empecé a vocear que en Barcelona había un montón de japoneses y que no era justo, que también debería haber muchos en Tenerife, cuando, de repente, uno de ellos entró y se puso en la cola para coger lo que, supuestamente, debía ser su desayuno.